La guerra de las corrientes fue una disputa histórica que tuvo lugar a fines del siglo XIX entre dos de los grandes pioneros de la electricidad: Thomas Edison y Nikola Tesla. Estos dos inventores tuvieron visiones muy diferentes sobre cómo se debería transmitir y distribuir la electricidad, y su rivalidad se convirtió en una batalla técnica y comercial por el dominio de la industria eléctrica emergente.
Thomas Edison, conocido como el «Mago de Menlo Park», era un prolífico inventor y empresario estadounidense. Edison fue un defensor de la corriente continua (DC) como el método estándar de transmisión y distribución de electricidad. Su famosa invención, la bombilla incandescente, junto con el desarrollo de un sistema de generación y distribución de corriente continua, lo estableció como uno de los principales actores en la industria eléctrica.
Por otro lado, Nikola Tesla, un ingeniero e inventor de origen serbio, defendía la corriente alterna (AC) como la mejor opción para la transmisión de electricidad a largas distancias. Tesla creía que la corriente alterna era más eficiente y económica, ya que permitía transmitir electricidad a través de cables más delgados y podía ser transformada a diferentes voltajes. Su trabajo en el campo de la corriente alterna sentó las bases para el desarrollo del sistema de generación y distribución de energía eléctrica que todavía utilizamos en la actualidad.
La rivalidad entre Edison y Tesla se intensificó cuando Edison promovió públicamente la peligrosidad de la corriente alterna, incluso llevando a cabo demostraciones públicas de electrocución utilizando animales para demostrar los supuestos riesgos de la AC. Sin embargo, Tesla demostró la seguridad y eficiencia de la corriente alterna mediante la construcción de la primera planta de energía hidroeléctrica en las Cataratas del Niágara, que transmitía electricidad a larga distancia utilizando su sistema de corriente alterna.
Finalmente, la guerra de las corrientes llegó a su fin cuando George Westinghouse, un empresario y rival de Edison, adquirió los derechos de las patentes de Tesla y apostó por la corriente alterna como el estándar para la distribución de electricidad. El sistema de corriente alterna de Westinghouse demostró ser más práctico y eficiente para la transmisión de electricidad a larga distancia, y gradualmente se convirtió en el método predominante en la industria eléctrica.
A pesar de la rivalidad y las disputas, tanto Edison como Tesla hicieron contribuciones significativas al campo de la electricidad y la tecnología, y su legado perdura hasta el día de hoy.
La guerra de las corrientes es un episodio fascinante en la historia de la ciencia y la tecnología que destaca la importancia de la innovación y la competencia en la evolución de la sociedad industrial moderna.